miércoles, 12 de febrero de 2014

¿Existen o no las Dificultades de Aprendizaje?




En el campo de la Educación Especial, una de las áreas de atención más controvertida desde sus inicios, ha sido la referida a las Dificultades de Aprendizaje (DA). Antes y aún después de la propuesta definitoria realizada por Samuel Kirk en el año 1963, ha sido sumamente difícil para los especialista: médicos,  psicólogos, educadores; explicar con exactitud en qué consisten las DA y cómo se manifiestan. La principal razón de esta dificultad, radica en la casi imposibilidad de demostrar, mediante estudios neurológicos, alteraciones o disfunciones a nivel cerebral y a los escasos logros de la intervención desde los aportes de la psicología.
Desde la génesis de la disciplina entre 1800 – 1940, se le reconoce como la fase de la fundación o de los cimientos (Aguilera y Saldaña, 2003), esta etapa se caracteriza por el desarrollo de investigaciones básicas sobre las  funciones cerebrales,  alteraciones  en el lenguaje y la conducta. La ciencia involucrada en esta fase es la medicina, los estudios iniciales se realizaron en adultos que presentaban alguna patología cerebral, se estudiaba la relación entre las disfunciones cerebrales y alteraciones en el lenguaje oral y escrito, así como en trastornos de tipo perceptivo y motor.
Entre los principales investigadores de la fase fundacional tenemos a Broca (1861) y Wernicke (1908) quienes estudiaron las alteraciones en el lenguaje oral; Hinshelwodd (1917) y Orton (1925),  se dedicaron al estudio de alteraciones en el lenguaje escrito; Goldstein (1930), se interesó  en el examen de alteraciones de tipo perceptivo y Motor.  Strauss y Werner (1933) fueron pioneros en la realización de estudios en niños con daño cerebral y retraso mental, buscaron la relación entre estas alteraciones y las disfunciones perceptivas y motoras, apoyándose en los estudios previos realizados por Goldstein en adultos.
De 1940 a 1963 se le reconoce como la fase de la transición (Aguilera y Saldaña, 2003), su denominación surge del paso dado en el estudio de las DA desde el campo de la medicina, hacia investigaciones originadas en el ámbito de la psicología. El énfasis de esta etapa está puesto en el desarrollo de instrumentos para la evaluación y diagnóstico de las DA como en el diseño de la instrucción e intervención.
En la década de los sesenta surgen conceptos y definiciones desde la psicología cuya finalidad es explicar las dificultades de aprendizaje, sus causas y manifestaciones. Los principales constructos surgidos durante este período son: a) déficits perceptivo-motor (Kephart, 1960); b) integración sensorial (Birch y Belmont, 1964); c) déficits psiconeurológico (Myklebust, 1964); d) Organización neurológica (Delacato, 1966);  e) disfunción cerebral mínima (Clements, 1966), f) déficits Psiconeurolingüisticos (Kirk y Kirk, 1971) (Mercer, 1991; Aguilera y Saldaña, 2003).
Durante la fase de la transición van a surgir los dos grandes enfoques de intervención en dificultades de Aprendizaje que permanecen vigentes en la actualidad con algunas modificaciones y que han sido objeto de múltiples críticas: 1) modelo de atención basado en el análisis de procesos psicológicos básicos y 2) modelo de atención de análisis de la tarea o centrado en la tarea. Según se ubique el especialista en uno u otro enfoque, las decisiones derivadas para la atención van a tener un énfasis y unos resultados muy distintos.
El primer enfoque, centrado en los procesos psicológicos básicos (Atención, percepción, memoria, conceptualización, simbolización), como su nombre lo indica, considera que las causas de las dificultades de aprendizaje son inherentes al sujeto y que por lo tanto hay que ejercitar aquellas áreas o procesos deficitarios. El diagnóstico se basa en la aplicación de test psicométricos estandarizados. Autores relevantes de este enfoque son: a) Frostig y Horne, 1964; Getman, 1965 diagnóstico e intervención de la percepción visual; Barsch, 1967 y Kephart, percepción y conducta motora; Kirk (sf) procesos psicolingüísticos; Mycklebust (1964) Procesos psiconeurológicos. En la actualidad este enfoque ha sido muy cuestionado ya que no se ha logrado comprobar la mejora de niños con DA mediante intervenciones de este tipo.
El segundo enfoque centrado en la tarea, tiene una marcada tendencia conductista,  considera que las DA son consecuencia de una falta de experiencia y práctica del estudiante para enfrentar las actividades académicas. En consecuencia la intervención se orienta al entrenamiento del niño, de las acciones en que se divide la tarea, las cuales son presentadas en una secuencia lógica, modeladas por un adulto, para finalmente ceder el control de manera paulita al estudiante.  Esta perspectiva está basada en los aportes de reconocidos conductistas como son Watson, Thorndike, Gutierre, Bandura. (Mercer, 1997; Aguilera y Saldaña, 2003).
De 1963 a 1980, se conoce como la fase de la integración, surge precisamente con la propuesta de definición de las DA propuesta por Kirk, en un intento por consolidar un área de atención para este sector de la población escolar que debido a diversas problemáticas y manifestaciones asociadas, presentan dificultades para apropiarse de los aprendizajes escolares. Entre sus principales objetivos estaba lograr que se crearan servicios sostenidos por el Estado que permitieran a estos niños recibir la atención requerida. Posterior a la propuesta de definición de Kirk han surgido no menos de cuarenta definiciones, no obstante, ninguna ha logrado superar la dificultad de definir de manera concreta y específica qué son, en qué consisten, cuáles son las causas y cómo se manifiestan las DA (Corujo, Corredor, Guía, Estéfano, Martínez, Oramas e Indriago, 2012).
Entre las cuestiones a destacar de la definición de Kirk respecto a los niños con DA se tiene: presentan una inteligencia normal, las manifestaciones pueden ser diversas, no necesariamente existe una disfunción cerebral demostrable, sus problemáticas se circunscriben a los aprendizajes escolares, requieren atención y apoyo para aprovechar la escolaridad en igualdad de oportunidades.
La fase contemporánea va de 1980 hasta la actualidad, se le considera una etapa de soluciones emergentes en la cual se viene reflexionando acerca de lo que se ha hecho y de lo que se puede hacer. En este sentido las aportaciones de Lerner (1993) son interesantes como corolario de esta fase que se encuentra en pleno desarrollo:
          Creciente interés en extender los programas a niños de pre-escolar, adolescentes y adultos.
          Creación de la responsabilidad compartida del problema entre docentes regulares y especiales, y psicólogo escolar para atender al niño en el mismo ambiente educativo, bien con asesorías al docente regular o con apoyo del aula de recurso.
          Para las D.A más severas lo ideal sería un aula integrada dentro de la misma escuela o institución educativa.
          La incorporación de nuevas tecnologías, como el micro computador, es una alternativa prometedora para introducirla a los programas de enseñanza y a los de intervención. Está demostrado que la computadora provee al niño de mayor privacidad para aprender, sin estar expuesto a las críticas o burla de los demás. Les permite practicar más y les da un sentido de independencia y poder.
          Entrenamiento de estrategias cognitivas de aprendizaje  y metacognitivas para ayudar al alumno en el proceso de aprendizaje; demostrándose que este tipo de entrenamiento tiene una influencia positiva sobre el rendimiento académico.
En esta etapa emergente vale destacar un enfoque holístico,  integrador, en la consideración de las DA, en la multiplicidad de factores (intrínsecos y extrínsecos) que pudieran incidir en su aparición y la variedad de manifestaciones que pudieran darse, se ha dado paso a enfoques de atención ecológicos que consideran los distintos contextos en que se desenvuelve el individuo.
Todo lo expuesto hasta ahora es un intento por responder a la pregunta inicial planteada en el título: ¿Existen o no las Dificultades de Aprendizaje? Como docente especialista en Dificultades de Aprendizaje considero que si bien no ha sido posible demostrar de manera fehaciente la existencia de una causa orgánica asociada a las DA, no podemos obviar el sinnúmero de educandos que año a año manifiestan problemáticas para acceder a los aprendizajes escolares y las consecuencias de estas, entre las más graves: la deserción y el fracaso escolar.
Aun cuando las distintas aproximaciones científicas no han logrado un consenso y mientras organizaciones gubernamentales y ministerios de educación de diferentes países como es el caso de Venezuela, pretenden eliminar esta área de atención de la modalidad de Educación Especial, no podemos negar o hacernos la vista gorda respecto a las problemáticas y dificultades que muchos niños manifiestan en el aprendizaje de la lectura, escritura y matemática, materias instrumentales necesarias para el desarrollo de aprendizajes posteriores y para garantizar la continuidad de estos niños en el sistema educativo. Por ende no deben eliminarse servicios que de un modo u otro garantizaban la verdadera “inclusión escolar” de niños con DA.
Si bien como categoría diagnóstica no ha podido ser claramente explicada, en la realidad de nuestras escuelas es inminente la presencia de un gran número de niños que presentan serias dificultades para aprender.
Mi propuesta es, que más allá de la preocupación por la definición y por la demostración de las DA como categoría diagnóstica, entendamos que existen una gran cantidad de niños que no pueden acceder a los aprendizajes escolares, sea cual sea la causa y que requieren de un acompañamiento (andamiaje, tutoría) más cercano y constante, así como de la aplicación de un conjunto de estrategias de enseñanza y de aprendizaje distintas a las requeridas por la mayoría.
La pregunta entonces cambia radicalmente: ¿existen niños que presentan dificultades o problemas a la hora de enfrentarse a las actividades académicas?, ¿qué factores pudieran estar propiciando la aparición de esas problemáticas? Como escuela, como sistema educativo, ¿qué respuestas educativas puedo ofrecer a este alumnado?
Hace tiempo que las etiquetas y las categorías han sido superadas, se trata de dar respuestas concretas a una realidad fehaciente Esta propuesta es más coherente con un enfoque de atención a la diversidad y con un enfoque que indica comprender el concepto de “diversidad funcional” como principio que guía la acción de la modalidad. Si entendemos que todos somos diversos, debemos entender entonces que en medio de esa diversidad existen muchos niños que no están aprendiendo al ritmo, ni del modo que se espera para su edad y año que cursa. Reconocer este punto y comprenderlo, necesariamente impulsaría a mantener y crear servicios y estrategias para su atención; igualmente debe impulsarse la investigación contextualizada en esta  área tan controvertida para generar conocimiento y con miras a dar respuesta a las necesidades reales detectadas en las escuelas.
Negar las Dificultades de aprendizaje es cerrar las oportunidades  de acceso a la educación que tienen estos niños y cercenar el derecho a la educación en igualdad de oportunidades “derecho humano fundamental”.



Aguilera, A. (Coord.). (2003). Introducción a las Dificultades de Aprendizaje. Madrid: McGraw Hill.
Corujo, C., Corredor, Z., Guía, S., Martínez, M., Estéfano, R., Oramas, A., Indriago, N. (2012). Conceptualización de las Dificultades de Aprendizaje: Un acuerdo necesario. En: UNA investigación (7) 7 (pp. 51-71). Disponible en:  http://biblo.una.edu.ve/ojs/index.php/UNAINV/article/view/1144
Mercer, C. (1991). Dificultades de Aprendizaje 1. Origen y Diagnóstico. Barcelona: Ceac.




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