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Dra. Zuleima Corredor
El tema de la integración de las personas con alguna discapacidad al ámbito educativo tiene su más fuerte avance, a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 (Cabada, 1981). Sin duda en pleno siglo XXI hemos avanzado grandemente, algunos países más que otros. Quienes más han avanzado son aquellos que han comprendido que no se trata de asegurar un pupitre en la escuela regular (integración), sino proveer todo un conjunto articulado de servicios, infraestructura y recursos humanos que posibiliten a las personas con necesidades especiales, desarrollarse en igualdad de oportunidades según sus potencialidades (inclusión).
Sin
duda alguna, la percepción social de las personas con discapacidad ha cambiado
positivamente. En la antigüedad, eran consideradas como anormales o deficientes
y por tanto no aptas para participar en sociedad; por lo que eran excluidas.
Posteriormente con el avance de las ciencias médicas surge un enfoque asistencial,
sin embargo, segregador y determinista. Los cambios más dramáticos en la
percepción social de las personas con alguna discapacidad han tenido lugar
durante el siglo XX (Cabada, 1981; Sánchez, Cantón y Sevilla, 1997; Deutsch,
2003). El principal cambio se ha dado en que se ha dado mayor énfasis a la
atención integral de la persona, sus necesidades, sus potencialidades y las
ayudas educativas que requiere; más que a la discapacidad per se.
A
nivel internacional se cuenta con un marco legal que avala la integración de
las personas con discapacidad o con necesidades educativas especiales como
sujetos de derecho, a quienes se les debe garantizar una educación de calidad:
- Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948)
- Informe Warnock (1978)
- Declaración Mundial de Educación para todos (Jontiem, 1990)
- Declaración de Salamanca (1994)
- Informe Delors (1996)
A
nivel nacional, se cuenta a su vez con un conjunto de leyes que tienen por
objeto asegurar la integración de las personas con necesidades especiales al
sistema educativo:
- Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Artículos 102 y 103.
- Resolución Nº 9. Pautas para realizar modificaciones pedagógicas y curriculares en los niveles y modalidades del sistema educativo.
- Resolución Nº 1 (1996).
- Resolución 2005 (1996). Integración de personas con necesidades educativas especiales.
- Documentos de Conceptualización y política de la Educación Especial (1976, 1989, 1997).
- Ley de Protección del Niño, Niña y Adolescente (2000).
- Ley para las personas con discapacidad (2007).
- Ley Orgánica de Educación (2009). Artículos 4 y 126.
Como
puede evidenciarse, el marco legal internacional y nacional es claro respecto
al derecho que tiene las personas con discapacidad o con necesidades educativas
especiales de ser integradas sin ningún tipo de discriminación al sistema
educativo. Sin embargo, se debe trascender del concepto de integración escolar
al de inclusión plena.
La
inclusión plena es un concepto más amplio que viene a sustituir al concepto de
integración. Implica incluir a todos en la vida escolar y social de la escuela
y la comunidad. Consiste “en no dejar a nadie por fuera de la vida escolar,
tanto en el plano educativo, como en el físico y social” (Stainback, S., Stainback,
W., y Jackson, 1999, p. 21). De allí que se requiere una transformación de la
percepción social de las personas con discapacidad que impulse cambios reales y
concretos en todos los niveles de la vida.
El
concepto de inclusión no se está dirigido a un grupo excluido, está dirigido a
propiciar un ambiente escolar “para todos”, donde todos, desde sus diferencias
son parte de una comunidad, se apoyan mutuamente, se reconocen, se respetan, se
valoran. De allí que la inclusión escolar va a beneficiar a todos por igual y
va a propiciar el verdadero cambio social. Desde el concepto de inclusión, es
la escuela, el sistema educativo, los docentes y la comunidad educativa en
general, la que debe ajustarse a las diferencias y necesidades especiales del
alumnado y por consiguiente generar las propuestas curriculares y de
socialización que garanticen la inclusión plena de todos (Stainback, et al.
1999).
En
el contexto venezolano se requiere de un proceso de adecuación, ya que como venimos
señalando, no se trata solo de abrir un cupo o asignar un pupitre. Hace poco en
Venezuela asistimos a un fallido proceso de transformación de la modalidad de
educación especial, que pretendió abolir todo el proceso evolutivo de la misma,
con sus fortalezas y debilidades; orientado básicamente a integrar a todos a
las escuelas regulares, lamentablemente sin tomar en cuenta la situación real
de nuestros planteles educativos que carecen de los requerimientos más
esenciales para asumir la responsabilidad de atender a una población que
requiere una atención integral e interdisciplinaria, la cual depende del tipo y
grado de afectación de cada persona.
Entre
las quejas o planteamientos realizados por los docentes regulares ante este
proceso de transformación podemos destacar:
- falta de formación del docente integral para trabajar adecuadamente con esta población.
- Aulas regulares saturadas, en las cuales un solo docente debe atender entre 35 y 40 estudiantes.
- Diversidad de problemas de aprendizaje y conducta en la población regular que exige del docente mayor dedicación.
- Carencia de docentes especialistas o de un equipo interdisciplinario en muchas escuelas.
- Sentimiento de imposición, sin tomar en cuenta su realidad como docentes al momento de integrar niños a las aulas regulares.
Es
importante destacar que los docentes no se niegan a la integración per se,
consideran que previamente deben salvarse todas las dificultades y propiciarse
un ambiente adecuado para poder recibir en las mejores condiciones posibles a
los niños integrados.
Hechas
estas consideraciones nuestra intención es plantear algunas recomendaciones que
permitirían al sistema educativo venezolano trascender de la mera integración a
un proceso de inclusión verdadera:
1.
Conformar equipos de trabajo que contribuyan con
sus aportes, ideas y experiencias a proponer caminos para la inclusión de las
personas con necesidades especiales; estos equipos deben constituirse por
docentes en ejercicio, regulares y especialistas; psicólogos escolares, orientadores,
trabajadores sociales, terapistas de lenguaje, terapistas ocupacionales,
fundaciones, colectivos involucrados, asociaciones, universidades formadoras de
docentes.
2.
Partir del reconocimiento de lo avanzado en la
modalidad. ¿Qué bondades tenemos? ¿Qué aspectos a mejorar?
3.
Tomar en cuenta la realidad de las escuelas:
número de estudiantes por aula, problemáticas presentes en el aula, infraestructura,
apoyo de docentes especialistas.
4.
Diseñar programas de formación dirigidos a los docentes
de aula regular.
5.
Insistir en la importancia de dotar a todas las
escuelas de equipos interdisciplinarios cuyo personal mínimo debería estar
conformado por docentes especialistas, psicólogos escolares, orientadores,
trabajadores sociales, terapistas de lenguaje y terapistas ocupacionales.
6.
Promover un verdadero trabajo en equipo entre
docentes especialistas, docentes regulares y demás miembros de los equipos
interdisciplinarios dirigidos a planificar la acción educativa específica
requerida según los casos.
7.
Incorporar a las familias en el proceso, la
familia es quien mejor conoce la realidad y necesidades de su familiar con
necesidades especiales, poder contar con el apoyo de padres y hermanos es
fundamental.
8.
Impulsar la figura del tutor, en muchas
escuelas, sobre todo en España, los tutores pueden ser padres, familiares, o
personas de la comunidad que prestan este tipo de colaboración en los centros.
9.
Realizar pruebas piloto en aquellas escuelas
mejor dotadas tanto a nivel de personal como de infraestructura. Estas experiencias
deben generalizarse gradualmente en la medida que se vayan corrigiendo los
fallos y sistematizando las buenas prácticas.
10.
Finalmente y como colofón de todo lo dicho, antes
de incluir a un niño o grupo de niños a una escuela, se debe asegurar que
contará con los recursos humanos y de infraestructura necesarios para su
desarrollo pleno.
Referencias
Cabada,
J. (1981). Educación especial.
Madrid: Cincel-Kapeluzs.
Deutsch,
D. (2003). Bases Psicopedagógicas de la
Educación Especial. (4ª ed). Madrid: Pearson Educación, S.A.
Sánchez,
P: Cantón, M; Sevilla, D. (1997). Compendio
de Educación Especial. México: Manual Moderno.
Stainback, S., Stainback, W., y
Jackson, J. (1999). Aulas inclusivas.
Madrid: Narcea.
UNESCO. (1996). La Educación
encierra un tesoro. Recuperado de:
http://www.inlatina.org/educacion-inclusiva/doc-materiales/la-educacion-encierra-un-tesoro-delors.pdf
UNESCO.
(1994). Declaración de Salamanca: Conferencia Mundial sobre necesidades
Educativas Especiales: Acceso y Calidad. Recuperado:
http://paidos.rediris.es/genysi/recursos/doc/leyes/dec_sal.htm
Imagen tomada de: http://www.escuelaenlanube.com/wp-content/uploads/2013/05/Inclusion-escolar.jpg
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Muchas felicidades por este excelente Post que nos permite aclarar conceptos y conocer los avances que en el plano nacional e internacional se han dado en torno a esta importante temática
ResponderEliminarGracias por tu comentario Hildemarys, en efecto, es un tema de gran importancia que nos atañe a todos. La inclusión debe trascender la escuela, debe generarse en todos los ámbitos de la vida de las personas. Un fuerte abrazo!
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