lunes, 4 de abril de 2016

Conociendo el espectro autista: La teoría de la mente








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El 02 de abril se celebró el día Mundial de Concienciación sobre el autismo; específicamente en Iberoamérica se han adelantado muchas actividades dirigidas a divulgar información, jornadas de capacitación, encuentros familiares, foros y jornadas académicas, todos con un mismo objetivo, sensibilizar y concientizar a la sociedad en general sobre esta condición y cómo ayudar a las personas que viven dentro del espectro autista (Red para crecer, sf).
Lo primero que debemos señalar, es que el autismo no es una enfermedad, sino que es una condición, un trastorno, que determina una manera diferente de percibir el mundo por parte de este colectivo de personas. Se define como un “trastorno generalizado del desarrollo que se caracteriza por la presencia de alteraciones en tres grandes áreas: 1) interacción social, 2) en la comunicación y 3) en la flexibilidad conductual, cognitiva y de intereses” (Vásquez, 2012, p. 3).
También es muy importante dejar claro que no todas las personas dentro del espectro autista son iguales, por lo tanto no todas presentan las mismas manifestaciones o niveles de afectación. Como bien hemos señalado el autismo se manifiesta en diferentes niveles o grados de afectación, que son variables de un individuo a otro, de allí que se le denomine espectro autista. En la actualidad se reconoce el término trastornos del espectro autista (TEA), como sinónimo de trastornos generalizados del desarrollo (TGD) (Vásquez, 2012, p. 3).
Para conocer y comprender un poco lo que sucede a los chicos con autismo queremos en este post conversar un  poco acerca de la teoría de la mente. La teoría de la mente consiste en la capacidad de pensar y sentir lo que otras personas sienten. En esta habilidad se basa la vida social de las personas, pues permite a los individuos reconocer lo que puede decir o hacer frente a determinadas personas, analizar las situaciones en función de las actitudes de los demás e incluso modular el tono de voz dependiendo de la distancia a la que se encuentre nuestro interlocutor (Vásquez, 2012, p. 3).
Astington citado por Gómez (2010), plantea que a través de la teoría de la mente se desarrolla en los niños la capacidad para comprender la interacción humana, mediante la comprensión de estados mentales propios y de los otros, como son los deseos, emociones, creencias, pensamientos, intenciones, entre otros. Es decir, la teoría de la mente, es la capacidad del niño para hacerse consciente de estos estados mentales, en los cuales se basan sus acciones. Este desarrollo debería darse en los niños entre los 3 y 5 años.
Baron-Cohen, Leslie y Frith citados por Gómez (2010), aluden a la ceguera mental, entendida esta como un fallo o retraso en la capacidad mentalista, según esta teoría los niños carecen de la habilidad para leer pensamientos. La teoría de la mente o de la ceguera mental explicaría los déficits sociales de los niños con autismo que les impiden desenvolverse adaptativamente (Gómez, 2010).
Es decir, en el caso de los niños con autismo esta competencia  no se desarrolla de manera normal, ya que el niño con autismo no percibe claramente los pensamientos, sentimientos e intenciones propias y de los demás; lo que trae como consecuencia algunos comportamientos sociales erráticos entre los que podemos mencionar:

  • El niño no reconoce las expresiones del rostro, no sabe identificar alegría, tristeza, molestia o dolor mediante las expresiones faciales de las personas.

  • No logra establecer sentimientos de empatía con los demás ya que no entiende las convenciones sociales.

  • Es incapaz de identificar malas intenciones en los demás, ya que no puede diferenciar lo que es bueno de lo que es malo.

  • No puede reconocer las intenciones expresadas mediante el tono de voz y expresiones no verbales de los demás.

  • No puede reconocer cuando están causando daño o dolor a otro.
  • No puede deducir lo que es adecuado hacer o decir en un contexto determinado.

  • Presenta dificultades para trabajar con otros, cooperar y obedecer reglas (Vásquez, 2012).

Ahora bien, ¿cómo podemos ayudar a los niños con autismo a reconocer los sentimientos y expresiones de los demás?
A través de la atención psicoeducativa, con programas específicamente diseñados es posible contribuir a mejorar esta competencia en los niños con autismo, de allí que sea de gran importancia que el niño sea escolarizado y expuesto al contacto social desde edades tempranas puesto que sus pares son uno de los principales referentes de los comportamientos esperados.
Se sugiere utilizar apoyos de tipo tecnológico como videos, grabaciones, títeres, marionetas, guiones sociales, juegos sociales, juego de roles.
También es muy recomendable utilizar pistas visuales, imágenes, fotografías, cuentos con dibujos o fotografías, en los cuales se observan rostros que expresen diversas emociones e imágenes en que se representen interacciones sociales. Es importante darle nombre a esas expresiones, para que el niño vaya adquiriendo estos aprendizajes. El uso del espejo para el reconocimiento de sus propias expresiones faciales es un buen recurso. En general los niños con autismo tienen memoria visual fotográfica, por lo que el uso de agendas visuales, pictogramas, dibujos y fotografías constituyen una herramienta eficaz para mediar este tipo de aprendizajes.
Se debe enseñar además, habilidades básicas sociales de escuchar, no interrumpir, esperar el turno, esperar en fila y trabajar en pequeños grupos. Ayudarles a entender y comprender su propia conducta ya que generalmente no son conscientes de la inconveniencia de sus actos. Se debe ser muy explícitos al dar instrucciones, no usar palabras de doble sentido ni esperar que el contexto sea suficiente para entender el significado de lo que se dice, es decir, se debe evitar la ambigüedad, de ser necesario se deben emplear pistas visuales para reforzar lo expresado verbalmente (Darretxe y Sepúlveda, 2011).
Espero que este breve post contribuya a comprender que el niño con autismo es diferente en su desarrollo, sin embargo, con la atención y estimulación requerida puede lograr adaptarse a la vida social. No se trata de curar el autismo, ya que como condición acompañará durante toda la vida al individuo que lo presenta, se trata de dotar al individuo de las herramientas necesarias para adaptarse y desenvolverse funcionalmente en un mundo que para ellos es simplemente ajeno.


Referencias




Darretxe, L., y Sepúlveda, L. (2011). Estrategias educativas para orientar las necesidades educativas de los estudiantes con Síndrome de Asperger en aulas ordinarias. En: Electronic Journal of Research in Educational Psychology, 9 (2), 869-892. Recuperado de http://www.investigacion-psicopedagogica.org/revista/new/ContadorArticulo.php?576
Gómez, I. (2010). Ciencia cognitiva, teoría de la mente y autismo. En: Pensamiento psicológico, 8 (15). 113-124. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/801/80115648010.pdf
Red para crecer. (sf). 2 de Abril: Día mundial de la concienciación en Autismo. Recuperado de: http://www.redparacrecer.org/cgi-win/be_alex.exe?2deAbril&Nombrebd=redparacrecer&Sesion=1679790167
Vásquez, M. (2012). La atención educativa de las personas dentro del espectro autista. Diplomado autismo México – Venezuela.



Cómo referenciar este post:

Corredor, Z. (04-03-2016). Conociendo el espectro autista: La teoría de la mente. [Mensaje de Blog] Recuperado de http://difuna.blogspot.com/2016/04/conociendo-el-espectro-autista-la.html

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